viernes, 6 de abril de 2012

Heridas.

Vaya, hace tiempo que no me paso por aquí a dejar mis desvaríos mentales. Debería contar más cosas de que digo, y callarme menos de lo que lo hago. Hoy toca una mezcla de pensamientos y diario.

Hoy en particular muchas cosas me dan vueltas a la cabeza, tantas que no se por dónde empezar. Anoche no podía dormir y en parte era por esto. Aunque supongo que al final me pasa como a todo el mundo, si no es miedo es vergüenza, y sino alguna otra cosa que me impide expresarme con libertad y claridad.

Hoy estaba dolido, dolido con la que probablemente sea la mujer a quien más he amado nunca a excepción, claro está, de mi madre y mi hermana. Dolido por algo que pasó anoche y esperando que se diese cuenta y me dijera algo, ya no una disculpa, sino al menos una palabra cariñosa, un te quiero, algo. Lejos de suceder eso hemos discutido y he descargado mi ira verbal contra ella, he dicho muchas cosas que han pasado fugazmente por mi mente y las he soltado como quien abre una presa y deja salir un torrente de aguas descontroladas y arrolladoras contra un bosque de arboles jóvenes y vulnerables.

No había terminado de hablar cuando he comprendido el enorme error en que estaba incurriendo.

Mis palabras han sido el resultado de meses de sentirme inútil, de sentirme la cutre segunda parte de una película sin argumento, como un títere manejado hábilmente por su titiritero, como una mosca atrapada en una dulce telaraña de la que no quiere escapar aun sabiendo que acabará con su vida, de no sentirme importante.

Creí haberla perdido, han sido palabras muy duras y he intentado mantener la mente ocupada en otras cosas para no pensar en lo que acababa de hacer y lo que (yo pensaba) acababa de perder. he intentado distraerme en el ordenador, hablando con unos amigos, jugando por internet, pero nada daba resultado, constantemente venían a mi mente las terribles cosas que había dicho.

Casi a la hora de la cena y para mi gran sorpresa me ha llamado a casa, hemos hablado y hemos jugado un poco a uno de nuestros juegos favoritos, todo parecía ir genial, como si nada de lo anterior hubiera pasado. Demasiado bueno para durar. Hablando por teléfono hemos vuelto a pelearnos, no sabría decir cómo ni por qué, pues ni yo mismo lo he visto venir. Solo se que de nuevo nos hemos dicho cosas horribles.

Sin embargo, después de esta segunda pelea no me sentía arrepentido por haber dicho nada fuera de lugar. Los sentimientos y sensaciones que me invadían eran de rabia e impotencia, por ver como la persona que amo trata mis sentimientos como si no le importasen en absoluto. ¿Se sentirá ella igual que yo? No lo se y nunca se lo preguntaré, no puedo expresarle mis sentimientos porque cuando lo he intentado me he dado con un muro de frente.

Terminado el relato de sucesos del día (por desgracia estos hechos se suceden bastante a menudo en nuestra "relación") intento pensar con frialdad y elocuencia sobre todo esto pero no consigo darle coherencia a mis pensamientos, no consigo sacar nada en claro. La amo, más de lo que ella nunca sabrá, más de lo que yo mismo creo que la amo, y sin embargo cada vez nos alejamos más. Ambos somos personas, tenemos defectos y virtudes y nos equivocamos, pero últimamente nos equivocamos demasiado, es un golpe tras otro, sin tiempo para levantarnos del anterior nos golpeamos otra vez.


No se que pensar, puede que todo esto sea un error, puede que ella estuviera mejor sin mí y viceversa, puede que nos hagamos daño porque no terminamos de comprender los sentimientos del otro y no nos paramos a intentarlo siquiera. No se como se siente ella en su disyuntiva y creo firmemente que ella no sabe como me siento yo en estos momentos. A pesar de mantener un contacto muy fuerte tengo la impresión de que cada día nos conocemos menos y hacemos menos por conocernos.


Si seguimos así acabaremos destruyéndonos mutuamente y destruiremos el sentimiento que más debe atesorar una persona, el amor.

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